Tú no eres quien piensas ser. De hecho, según el exitoso escritor Craig Groeschel en su obra Ego en el altar, lo que necesitas es tomar la idea que tienes de tu propia identidad, depositarla sobre el altar y sacrificarla. Entrégasela a Dios. Ofrécesela.¿Por qué? Porque tú eres quien Dios dice que eres. Y mientras no hayas sacrificado tu concepto erróneo y limitado con respecto a tu propia identidad, no te podrás convertir en el que Dios quería que fueras cuando te creó.Cuando ponemos sobre el altar de la verdad de Dios nuestras identificaciones falsas y esos engaños que nos hacemos a nosotros mismos, descubrimos quiénes somos en realidad, como hijos e hijas suyos. En lugar de vivir con un yo movido desde fuera, que basa su vida y sus acciones en la aprobación de los demás, aprendemos a vivir con un «Ego en el altar», que es la visión de Dios sobre aquel en quien nos estamos convirtiendo.